La frivolidad y exageración del Barroco y Rococó en Francia
Los siglos XVII y XVIII representan en Francia la máxima expresión de un momento histórico que no se volvió a repetir. En un régimen de poder absoluto en el que el monarca concebía su función como herencia directamente tomada de Dios, la vida, sin embargo, parecía discurrir en la mas absoluta frivolidad y exageración. El siglo XVIII esta dominado por un estilo artístico cargado y excesivo: el arte rococó. Muestra de ello es la fastuosidad y el esplendor del palacio de Versalles, sede de la corte mas lujosa y recargada que se recuerda, mas incluso que en las épocas gloriosas de las civilizaciones egipcia y romana. Naturalmente, el centro del mundo occidental era París, en torno a la corte de Versalles, lugar en el que habitaba el rey y en el que las intrigas palaciegas, los enredos amorosos, la ostentación y la necesidad de estar a la moda eran el pan nuestro de cada día.
Luis XIV, el Rey Sol
Luis XIV, el Rey Sol, proporciona a Francia esplendor y prosperidad económica. A ello hay que sumarle el equilibrio político y social que supone un reinado, como fue el suyo, de 62 años. Luis XIV llego al trono en 1663, cuando solo tenia cinco años de edad, y a los veintitrés asumió plenamente las responsabilidades del Estado con un poder absoluto.
La vida en la corte era fastuosa y estaba llena de frivolidades que el mismo rey potenciaba con su conducta. Tuvo gran cantidad de amantes e hijos naturales, y no reparó en flirtear con el personal de servicio a la hora de dar rienda suelta a sus placeres. Una vez convocó una mascarada a la que todos los invitados debían acudir desnudos; solo la cabeza debía estar cubierta por el disfraz.
Sus dos amantes mas importantes, la figura de la reina era poco relevante entonces, fueron Madame de Montespan y Madame de Maintenon. La primera dio ocho hijos al rey y no tuvo reparo alguno en mandar a su marido a prisión y desterrarlo tiempo después a América. La segunda se caso secretamente con el monarca en la ultima etapa de su vida, y fue sin duda la que ejerció mayor influencia.
Los cuidados del cuerpo
En esta época París era el centro del universo. En torno a la corte nacían modas que eran seguidas en toda Europa. Los modistos parisinos vestían a una maniquí con trajes de gala y a otra con trajes de viaje, y las enviaban a las ciudades mas importantes del continente para que se conocieran las ultimas tendencias de la capital de la moda.
La moda de los hombres era muy ostentosa. Se usaban puntillas, brocados, terciopelos y toda clase de adornos y lazos.
Normalmente se aplicaba maquillaje en el rostro, hecho con polvos de plomo y tiza. Los parpados se sombreaban de color malva y las cejas se remarcaban con negro. Debía lucirse la piel blanca y, sobre ella, se pintaban las venas de azul para no mostrar la tez bronceada por el sol (estar bronceado y tener pecas se consideraba degradante). 6.000 años antes, las mujeres egipcias ya hacían lo mismo.
Sin embargo, no se cuidaba mucho la higiene personal. Es mas, el baño con agua era considerado muy dañino para el cuerpo. El mismo rey solo se frotaba de vez en cuando con algodón impregnado en alcohol. En un tratado de urbanidad de la época se dice: "Todos los días se lavarán una vez las manos. Cada dos días se lavará la cara y los hombros se afeitarán. Durante el año se harán lavar la cabeza alguna vez". Este siglo es conocido por todo ello por la explosión y el auge del perfume.
El peinado
Durante el reinado de Luis XIV la peluca alcanzó su máximo esplendor. La calvicie de Luis XIII había obligado años antes a rescatar las pelucas del baúl de la historia, pero en el siglo XVII se hicieron enormes, aparatosas, costosísimas y muy pesadas, lo que provocaba, en reuniones y banquetes oficiales, mareos y malestar a quienes las portaban.
La afición del Rey Sol por la peluca le llevó a crear un cuerpo de 200 peluqueros que trabajaban en palacio para su uso y cuidado. Una de sus misiones mas importantes era despiojarlas continuamente para evitar el mal efecto que causaban a los extranjeros.
Las mejores pelucas se confeccionaban con cabello de las mujeres de Flandes. Los burgueses, que imitaban a la aristocracia, las llevaban mas baratas y pequeñas, de pelo de cabra o crin de caballo.
A partir de Luis XV decreció el uso de la peluca y, como consecuencia de ello, los hombres se dejaron crecer nuevamente el cabello.
En cuanto a la mujer, París descubre al primer gran peluquero francés, Champagne, y la fantasía y el sentido comercial de Madame Martin, creadora en 1671 del peinado llamado hurlupée (cresta de plumas).
De todas maneras, la moda de los peinados tendía a ser marcada por las mujeres influyentes de la corte, sobre todo las favoritas del rey, como Madame de Maintenon, que dio nombre al peinado a la Maintenon.
El rococó
Durante el reinado de Luis XV, sucesor del Rey Sol, surgió el estilo rococó, aplicado básicamente a la decoración de interiores. Cobra importancia la asimetría, la línea curva se hace voluptuosa y todo adquiere un carácter frívolo, acorde con la vida palaciega.
En esta época hay una marcada influencia de Extremo Oriente, que se manifiesta en el modo de vestir, la comida y el maquillaje.
Luis XV se enamoró de la marquesa de Pompadour, una joven de 23 años que había sido educada desde niña para llegar a ser amante del rey. Consiguió este objetivo por su belleza y su cultura y llegó a tener una gran influencia en los asuntos del Estado.
En estos años, el arreglo personal de las clases acomodadas se convirtió en la tarea mas importante, a la que hombres y mujeres se entregaban durante horas. El traje adquirió de nuevo grandeza. El escote era generoso y cuadrado. Los hombres vestían ostentosamente. Ambos sexos gustaban de lucir enormes pelucas empolvadas con harina de arroz. Se maquillaban excesivamente; se pintaban la boda en forma de corazón y usaban, sobre todo, colorete. Se pusieron de moda los lunares falsos para que al contrastar con la piel esta pareciera mas blanca. Los perfumes continuaban usándose con profusión.
Siguiendo los consejos de su medico, que había estudiado la medicina china, la marquesa de Pompadour se inició en el baño, verdadera novedad en la época. A veces se bañaba en champaña, porque le gustaba mucho esta bebida y creía que perjudicaba menos la piel que el agua. Tal era su afición por la champaña que el rey ordenó fabricar una copa para beberlo cuyo molde fue el seno de su favorita, la marquesa de Pompadour. (El champaña contiene ácido tartárico, sustancia que pertenece al grupo de los alfa hidróxido ácidos. En 1990, estos constituyeron una novedad cosmética por su acción hidratante y ligeramente exfoliante, pues eliminan las células muertas de la capa cornea.)
Mará Antonieta
Se dice que fue María Antonieta, esposa de Luis XVI, la que mas influyo en el desarrollo de los complicados peinados que estuvieron de moda en el siglo XVIII por la excesiva importancia que dio a la vida en la corte. Estos peinados llegaron a alcanzar tal complejidad que las mujeres que los llevaban eran esclavas de su cabello.
Esto ocurría con los poufs, peinados que se hacían con piezas de gasa mezclada con mechones de la cabellera y que, posteriormente, se adornaban con figuritas de pájaros, flores, muñequitas e incluso fragatas y bergantines con mástiles y velas que sobresalían del peinado.
Al igual que los poufs, los hérissons (erizos) se levantaban hacia adelante con horquillas inmensas, formando en lo alto un tufo muy espeso, y por detrás hileras de bucles inmensos.
Con María Antonieta la peluquería alcanzo un gran esplendor, como lo demuestran los 850 peluqueros que había en París y que, tras una larga lucha política con cirujanos y barberos para delimitar la actuación profesional de cada gremio, crearon la primera Academia del Peinado. Alguno de ellos alcanzo gran renombre, como Legros, que peinaba a diferentes jóvenes con sus ultimas creaciones y luego las hacia pasear por la ciudad.
La revolución industrial
Hacia 1780 se inició en Europa la revolución industrial. Comenzó en Inglaterra, y siguió en Francia y Alemania. Con el invento de la maquina de vapor se fomento el crecimiento de la población urbana y se transformó radicalmente en el modo de vivir de los pueblos civilizados. Las instalaciones industriales, hasta entonces situadas junto a los ríos para aprovechar la energía de las corrientes de agua, se trasladaron a los lugares de consumo de los productos, las ciudades.
El nuevo sistema de producción masiva hizo que empezaran a encontrarse tarros de cosmética elaborados en serie y que se fabricaran industrialmente todo tipo de productos, como rejuvenecedores, adelgazantes, etc. Se abrieron también las primeras tiendas especializadas en la venta de cosméticos.
La Revolución Francesa
En 1789, la Revolución Francesa acabó con la vida de Luis XVI y María Antonieta, y rompió en lo social con todas las costumbres anteriores, incluidas las que afectaban a los cuidados corporales: la peluca pasó al olvido, se redujo la ostentosidad de los trajes y se suavizaron los maquillajes.
Por estos años un calderero fabricó la primera bañera de metal, que era un intermedio entre las bañeras de mármol de los antiguos y las de madera que se usaban en aquel momento. Estas bañeras se hicieron rápidamente muy populares.
Texto integro de la fuente: Curso de Peluquería y Estética Profesional de RBA Editores
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