El esplendor del Renacimiento
A partir del año 1400 se produce en Europa un cambio profundo. La necesidad de escapar del corsé de la moral católica, la influencia lenta pero inexorable de la cultura oriental y, sobre todo, la recuperación de la filosofía, el pensamiento y el arte grecolatinos, imprimen en la sociedad europea un nuevo carácter. El hombre se convierte en centro y eje del universo, y acompañado a esta idea de hombre se desarrolla paralelamente un sentido estético, una necesidad de alcanzar la belleza como solamente en el mundo griego se había conocido antes. Renacimiento viene de renacer, y lo que renace es el espíritu de los clásicos, los griegos especialmente. Se lee de nuevo a sus filósofos, se imita su arquitectura, se aprende de su modelo social. Como consecuencia de ello, la estructura feudal de siervos y señores se va desmontando poco a poco. Las ciudades emergen con fuerza y poder. Es el nacimiento y la consolidación de la burguesía, de los gremios, de los campesinos ricos frente a la nobleza y la Iglesia, aún ancladas en una obsoleta forma de vivir.
Rasgos Generales
Con el fin de la Edad Media nace un anhelo de libertad de pensamiento que supondrá una consideración mas alta de la vida humana. En el Renacimiento la Iglesia continua teniendo gran influencia y la estructura social sigue basada en la división de siervos y señores, pero poco a poco el hombre va ganando parcelas en el terreno de las libertades. Comienzan a surgir los gremios artesanos como una clase social distinta que cada vez va cobrando mayor importancia. En las ciencias y en las artes se produce una verdadera revolución. Evidentemente, esta nueva situación no surge por azar, sino que tiene unas causas muy determinantes:
- Gutenberg inventa la imprenta, lo que permite una rápida difusión de la cultura y los avances de la ciencia.
- Surgen prosperas ciudades comerciales, auténticos reinos como Florencia y Venecia que, amparados en el bienestar económico, potencian el arte y la cultura.
- El descubrimiento de la brújula y los avances en la navegación ayudan a la expansión del mundo conocido. Se restauran las rutas antiguas la India y se produce el descubrimiento de América.
Esta es la época de Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, de Cristóbal Colón, Magallanes y el Nuevo Mundo, de las primeras cortes gigantescas en torno a un rey y, naturalmente, de las grandes cortesanas.
El Renacimiento se desarrolló en Europa, en la zona que había ocupado la parte occidental del Imperio romano, es decir, Italia, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, España e Inglaterra.
Los cuidados del cuerpo
El Renacimiento relanza el interés que la gente siente por su cuerpo y su belleza, interés que había estado mal visto en la época medieval. La población se siente ávida de nuevas modas y de nuevos productos. Estos se multiplican de manera sorprendente, resucitando antiguas recetas. En Italia fue donde mas caló la cultura renacentista y, dentro de Italia, la ciudad de Venecia fue la pionera en dictar las normas de belleza.
El arreglo personal
Durante esta época fue muy admirado el color del cabello de las venecianas, que era de un rubio azafrán. Lo conseguían mediante la aplicación de extractos de flores y gracias a la acción del salitre del mar. Las mujeres se mojaban los cabellos con extractos y lo dejaban secar al sol. Utilizaban una especie de sombrero de mimbre que tenia un orificio en el centro por el que salía el cabello. Este se colocaba bien esparcido sobre las alas del sombrero.
Las venecianas, tomando como referencia los relatos que Marco Polo hizo sobre Oriente y, en especial, sobre las mujeres chinas, copiaron a estas y asumieron la moda de depilarse casi totalmente las cejas; las mas atrevidas también se depilaban la frente. Tanto los hombres como las mujeres se adornaban con las perlas llegadas de Oriente. En cuanto al resto del cuerpo, salvo excepciones, las damas del Renacimiento consideraban bello estar gruesas. Por tanto, exceso de curvas, carencia de cejas y frente ancha constituían el ideal de belleza de la mujer en el Renacimiento.
Hasta el año 1400 la vivienda corriente tenia una sola habitación para dormir y comer. En el Renacimiento, las distintas zonas de la casa estaban distribuidas en una serie de salas. El comedor y el dormitorio se separaron, y la mujer dispuso de un espacio dedicado exclusivamente al cuidado del cuerpo: el tocador o vestidor.
Historias de la corte
La nueva sociedad europea evoluciona con el Renacimiento. Atrás queda aquel tiempo en el que se prohibía el baño a los soldados para evitar que se afeminasen. Una verdadera ola de elegancia y moda recorre las diferentes cortes europeas. Italia como creadora y Francia como potenciadora son las cortes que imprimen mayor fuerza a los gustos de la época.
La corte francesa, que hasta entonces vivía en sombríos castillos, descubrió los alegres palacios italianos, de los que quedó prendada. Se comenzó a copiar de Italia y se invitó a los grandes artistas italianos a construir y decorar los castillos franceses, localizados a lo largo del río Loira.
Reina y cortesanas desempeñaron un papel muy importante a la hora de lanzar las modas al exterior. Ellas marcaban las pautas que había que seguir.
El peinado
En el Renacimiento tuvieron mucho eco varios peinados. Se dio el nombre de touret a la forma de llevar el cabello dentro de una bolsa de terciopelo, trabajada con incrustaciones de oro, que lo envolvía totalmente.
Mas espectacular era el escofión, que consistía en dos trenzas que iban desde la nuca hasta la frente y dejaban caer por la parte trasera una larga cola que se ataba con una cinta al cuello. Se adornaba con una cofia de flores naturales y sobresalían dos protuberancias laterales llamadas cornetes.
El escofión llego a alcanzar dimensiones ridículas y pintorescas. Para hacer mas grande la frente, se estiraba el cabello hacia atrás y las dos protuberancias que salían se convirtieron en dos extravagantes cuernos.
Con Isabel de Baviera nació el hennin, un extraño tipo de gorro muy alto y puntiagudo, con velos ligeros de gasa en la punta. Todo el cabello que no cubría el gorro se afeitaba, excepto un ricito en la frente.
En el siglo XVI el tocado de las damas dependía de la estación del año: en invierno se peinaban a la moda francesa; en primavera, a la española, y en verano, a la toscana.
Texto integro de la fuente: Curso de Peluquería y Estética Profesional de RBA Editores
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