El poderío Egipcio

La civilización egipcia nació al amparo de un gran río, el Nilo, que gracias a sus crecidas convertía los inmensos valles a su alrededor en fértiles campos, óptimos para que floreciera una economía rica y poderosa. Los egipcios, tan interesados en el arte de embalsamar, no mostraron una gran afición por su anatomía. Si, en cambio, destacaron en el uso de sustancias que les ayudaran a mantener la salud y la juventud. Importaron cosméticos de otros países y se ungieron con aceites impregnados de aromas de maderas y flores. En el templo de Karnak hay esculpidas unas plantas medicinales y de uso cosmético, originarias de la India, que llegaron a Egipto en una expedición unos 1.500 años antes de Cristo. 

Rasgos Generales

El antiguo Egipto estaba situado en una estrecha franja que se extendía a un lado y a otro del río Nilo, rodeado por desiertos y que llegaba hasta el Mar Mediterráneo.

Aunque en los primeros tiempos la civilización egipcia tuvo una indudable influencia de la cultura mesopotámica, hacia el año 4000 antes de Cristo empezaron a establecer diferencias importantes. Una de ellas se dio en la escritura, tanto en los caracteres utilizados como en el soporte sobre el que se escribía. Así, mientras los sumerios utilizaban tablillas de arcilla, los egipcios comenzaron a usar tinta y papiro, siendo este precursor del papel.

El río Nilo, de cuyas crecidas dependía la agricultura, reguló la economía, la vida y la cultura de los antiguos habitantes del país.

Egipto estuvo gobernando durante 5000 años por treinta dinastías de faraones, a los que se atribuía un origen divino. La figura del faraón es la mas representativa del esplendor egipcio; pero el autentico poder estaba en manos del visir, una especie de primer ministro, escogido entre la clase sacerdotal, que tenía la misión de cuidar de la salud del faraón, aconsejarle en el gobierno y sustituirle si marchaba a la guerra.

El titulo de faraón se obtenía mediante el matrimonio con la hija del anterior faraón, lo que motivó en muchas ocasiones matrimonios entre hermanos y, consiguientemente, la degeneración de las dinastías faraónicas, hecho que otorgaba mayor poder al visir y a las clases sacerdotales.

El pueblo llano vivía en condiciones precarias, dedicado a la agricultura y con la obligación de pagar de sus cosechas un tributo al faraón. Los artistas y artesanos estaban mejor considerados y gozaban de un nivel de vida mas alto.

Hacia el año 4000 antes de Cristo, los egipcios empezaron a desarrollar la practica del embalsamiento para conservar los cuerpos de los difuntos sin que se descompusieran. Basados en la creencia religiosa de que el hombre al morir pasa a otro tipo de vida, se pretendía que ese ser, al entrar en la otra vida, no perdiera ni su categoría ni sus bienes materiales. El embalsamiento alcanzó una perfección asombrosa: siglos después, las momias seguían en perfecto estado de conservación.

Las pirámides, fastuosos sepulcros faraónicos, surgieron ante el temor de que se sustrajeron los valiosos objetos con que se enterraba a los faraones. Por ello, son laberintos llenos de trampas, a pesar de lo cual la mayoría de ellas fueron profanadas a lo largo de la historia.

Los escritos del dios Toth

Toth era el dios de la sabiduría y se decía que había escrito 32 libros, seis de ellos dedicados exclusivamente a la medicina, a las plantas y a los cuidados del cuerpo.

De estos libros han llegado hasta nosotros fragmentos en los que se reseñan 877 prescripciones y recetas. En ellas se comentan distintas enfermedades y el remedio que se debe emplear para curarlas; se indica como fabricar aceites olorosos, como aplicar las plantas para aliviar los problemas corporales y como emplear grasa y miel para ayudar a curar y regenerar los tejidos afectados por heridas. Como dato curioso, hay una receta para la calvicie, en la que se mezclan, a partes iguales, grasas de hipopótamo, león, ganso, ibis y serpiente.

Para las heridas y las llagas se recomendaba también el empleo de un tipo de lodo del Nilo, que contenía un hongo con propiedades antibióticas.

Si la medicina moderna hubiese tomado en consideración algunas de estas practicas, al hombre no le habría hecho falta esperar hasta 1930 para descubrir la penicilina, pues este lodo se usaba a modo de mascarilla, ya fuese facial o corporal, como medida preventiva de posibles infecciones. El uso de estas mascarillas formaba parte del culto religioso de la diosa Isis.

El arte de vivir

Los egipcios, sobre todo la clase alta, consideraban este mundo como el paraíso; gustaban del disfrute y del bienestar. Por eso, todas las cosas que hacían la vida mas agradable desempeñaban un papel muy importante. Eran amantes de las fiestas, la música, la danza y los adornos.

La cosmética y los cuidados estéticos

Los aceites aromáticos para después del baño se preparaban con sésamo, oliva, almendra dulce, semillas de lino, germen de trigo y ricino.

Los perfumes se preparaban con vino, en el que se maceraban hierbas o plantas como el tomillo, el orégano con olor a menta, resinas olorosas como el incienso y la mirra, maderas del cedro y sándalo, y flores como el nardo de Siria y el lirio.

Uno de los productos de belleza mas empleados eran los cosméticos que se aplicaban en los ojos y los parpados.

Tenían una doble función:

  • Higiénica: protegían los ojos de las enfermedades que pudieran afectarles, muy frecuentes en Oriente.
  • Estética: se daba mayor intensidad a la mirada al adornar los parpados con malaquita verde.

Para ribetear el contorno de los ojos se utilizaba khol, fabricado con polvos de antimonio. Existían tres tipos de khol, según el clima de las diferentes estaciones:

  • Uno, para la época de los desbordamientos del Nilo, cuya composición permitía abrir mucho los ojos sin ningún riesgo.
  • Otro, para la primavera, época de enfermedades, que básicamente era un desinfectante.
  • El tercero, para los calores fuertes, cuya misión era impedir que los ojos llorasen.

La mujer egipcia tenia un extraordinario interés por embellecerse y no se separaba nunca de su cajita de maquillaje. Esta se dividía en varios compartimentos que se dedicaban a diversos productos: a las distintas clases de khol, al calor blanco que ponía pálido el cutis, al color azul con el que se dibujaban las venas y al color rojo, que se aplicaba en las mejillas y en los labios.

Entre las pertenencias mas apreciadas por las mujeres, aparte de la cajita de maquillaje, estaban los espejos de oro, plata o cobre con mango de marfil, así como distintos recipientes para cosméticos.

El arte egipcio representa al hombre en tonos rojizos y a la mujer en tonos pálidos. Se cree que el color pálido provenía del maquillaje y no del hecho de que las mujeres se ocultasen del sol, pues se sabe que eran personas activas y trabajadoras. Siempre aparecen muy esbeltas y hermosas.

Los adornos corporales y el vestido

En cuanto a los adornos personales, los hombres llevaban un bigote fino y usaban pendientes. Las mujeres solían llevar flores en el pelo y a modo de collar, costumbre que perdura actualmente. También se colocaban a un lado de la cabeza una bola que contenía ungüento perfumado, que difundía el olor por todo el cuerpo.

Tanto hombres como mujeres lucían collares y pulseras en los brazos o en los tobillos.

Dada la alta temperatura, los vestidos eran blancos, transparentes y muy ajustados, confeccionados con un algodón finísimo de exquisita calidad, lo que permitía su fácil lavado.

Las mujeres egipcias eran muy cuidadosas con su aseo personal.

Se sabe que Nefertiti, esposa del faraón Akenaton, a pesar de haber tenido seis hijos, conservó siempre un cuerpo esbelto. Después del parto se vendaba el vientre con bandas del algodón finísimo, impregnadas de bálsamo adelgazantes, y repetía la misma operación tantas veces como fuera necesario hasta conseguir los resultados apetecidos.

La ultima representante del poderío egipcio fue la reina Cleopatra, que cuando contaba 18 años sedujo al emperador Julio Cesar y a sus 39 años tenia perdidamente enamorado al joven guerrero Marco Antonio.

El Peinado

Durante la mayor parte del tiempo que duró el Imperio egipcio, hombres y mujeres llevaban la cabeza rapada. Los sacerdotes tenían la obligación de afeitarse cada tres días la cabeza, la cara y el cuerpo.

Esta costumbre obedecía a una necesidad higiénica, pues Egipto es un país con temperaturas muy cálidas y propenso a que sus habitantes contrajeran infecciones. Los niños llevaban un bucle representativo de su infancia.

Para protegerse el cráneo de los fuertes rayos de sol, se cubrían la cabeza con cascos y pelucas, que variaban según la moda, o bien con pañuelos de tela.

Los egipcios fueron los creadores de la peluca, que con el tiempo se convirtió en la parte mas rica del vestido y expresaba la categoría y el poder terrenal de quien la llevaba. Así, en la parte delantera central destacaba el áspid del faraón y el buitre de la reina.

Pero el cuidado del cabello no fue patrimonio exclusivo de los faraones. Las mujeres solían dejar caer el pelo sobre los hombros sin anudarlo y a veces lo cubrían con pelucas negras que contrastaban con el pálido tono del rostro. Los hombres acomodados también utilizaban peluca, dejando las orejas al descubierto par diferenciarse del pueblo llano y remarcar su categoría social.

Los egipcios fueron maestros en la obtención de colores, especialmente caobas y rojizos. La fuente principal de tales pigmentos era un árbol pequeño, llamado henna, que cultivaban ellos mismos. Las mujeres del pueblo, que no podían permitirse disponer de pelucas, se teñían el pelo con henna o alheña. El vello del cuerpo se depilaba con una mezcla de azúcar y miel. 

Al evolucionar la sociedad egipcia, se fue perfeccionando la técnica en la elaboración de los peinados y se les otorgó un mayor simbolismo.

Como ejemplo de sus adelantos técnicos, hacían permanentes enrollando el cabello con palillos y cubriendo todo con barro hasta que se secara y formara un solido casco. Luego rompían el barro, quitaban los palillo y quedaba el cabello ondulado.

Texto integro de la fuente: Curso de Peluquería y Estética Profesional de RBA Editores

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